El conjunto de Jesús Sala no pudo aprovechar las derrotas de todos sus rivales y continúa colista a dos victorias de la salvación.

Foto: enCancha.com / Alba Pacheco

No pudo. O no hay manera. Como quieran verlo. El vaso medio lleno o medio vacío. Es la cuestión de siempre y la forma en la que se pueden resumir las sensaciones que se le quedó a la afición del Montakit Fuenlabrada tras el partido disputado ante el Herbalife Gran Canaria en el Fernando Martín con derrota local por 65-76.

Y es que mientras unos pueden pensar que el equipo está compitiendo con todos los conjuntos ante los que se enfrenta, a pesar de lo que dice el marcador final en esta ocasión, y en algún momento llegará la reacción, otros pueden ver que el cuadro naranja no reacciona y no da más de sí, encaminándose irremediablemente hacia la Adecco Oro tras diez temporadas consecutivas en la Liga Endesa.

Son solo algunas de las conclusiones a extraer tras un partido, ante el Gran Canaria, en el que el Fuenla siempre por detrás en el marcador, desde el salto inicial y el 0-7 inicial para los canarios hasta el final, y en el que a pesar de gozar de tres oportunidades para darle la vuelta al choque, con posesión para ponerse por delante, no fue capaz de conseguir cortar la mala racha, sumando ya la quinta derrota consecutiva.

Desde el comienzo del partido, al margen de ese ya mencionado parcial de 0-7 para los de Aíto García Reneses, se vio a un equipo que goza de una total y absoluta confianza en su juego y en su plantilla (los amarillos) y otro que a la mínima que se le tuercen las cosas se viene abajo por la situación y las circunstancias de la clasificación.

Eso sí, a pesar de que siempre fueron por delante, los de Gran Canaria no fueron capaces de tener rentas más altas de los 11 puntos con los que se llegó al final del choque, e incluso vieron como el Fuenla se agarraba al partido a base de arreones de rabia, más que de buen juego, que les mantenía con vida y con opciones reales de victoria.

Pero ni el partidazo, una vez más, de Andy Panko, ni la semana de positivismo generada tras la destitución de Hugo López y que Jesús Sala se hiciera cargo del equipo, ni un Fernando Martín otra vez totalmente entregado a la causa, fueron suficientes para lograr una séptima victoria que les dejara a tan solo un triunfo de la salvación, y más viendo que todos sus rivales habían caído derrotados.

Una y otra vez, como se dice en el argot ciclista, los de Sala hacían la goma. Se alejaban en el marcador, hasta los 11 puntos de desventaja, pero volvían a engancharse con varios parciales hasta colocarse a tan solo uno. Pero ni yendo de menos a más, y con la inercia de la remontada, eran capaces de voltear el encuentro.

Al final, tan solo con Panko como referencia, y con gritos en la grada de «directiva dimisión» dirigidos al palco del Fernando Martín, los fuenlabreños se vieron superados por las circunstancias, tanto de clasificación como del propio equipo, con jugadores que están totalmente comprometidos y otros que no están, ni de cerca, a la altura de lo que se necesita para sacar al Fuenla de la última plaza, la victoria voló para las Islas Canarias, dejando al Montakit Fuenlabrada muy tocado anímicamente y, una semana más, obligado a vencer en la que puede ser la última oportunidad para agarrarse a la permanencia, ya que el domingo visita a un rival directo, el Gipuzkoa Basket.