El guión perfecto para la salvación del Baloncesto Fuenlabrada
Con una segunda parte magristral ante el San Pablo Burgos se escribió el guión perfecto para la salvación del Baloncesto Fuenlabrada en la Liga Endesa.
Ni el mejor escritor de novelas de suspense podía haber escrito un guión que acabase de manera tan perfecta para uno de sus protagonistas. En este caso dos actores principales, Hereda San Pablo Burgos y Urbas Fuenlabrada, y con cuatro posibilidades al final del duelo que disputaron en el Coliseum burgalés: que se mantuviera Burgos; que se mantuviera Fuenlabrada; que se salvaran los dos e incluso que descendieran ambos, lo que hubiera sucedido de haber logrado el triunfo el equipo local después de ver como ganaba Zaragoza en Murcia y perdía Andorra en casa ante Tenerife.
Pero al final, sin mirar más allá de lo hecho en la pista castellana, el Baloncesto Fuenlabrada logró quedarse en la Liga Endesa una temporada más (el curso que viene será el número 25 en la máxima categoría del baloncesto español) después de hacer una de las mejores segundas partes de la campaña. Si, en la última jornada. Nada menos.
Allí, en el Infierno Burgalés, con casi 10.000 seguidores locales intentando llevar a los de Paco Olmos a la salvación, los 12 jugadores de Raventós solo escuchaban a alrededor de 200 almas fuenlabreñas que, según se iba desarrollando el choque, se hacían dueños del ambiente y del ruido, ya que en la primera mitad la igualdad fue la predominante (llegando al descanso con un terrible 31-31) pero en los segundos 20 minutos solo hubo un equipo en la pista.
No hay más que ver el parcial conseguido por los fuenlabreños en la segunda parte, 35-52 para ellos, para darse cuenta de lo que ocurrió en los dos bandos: un Fuenla que poco a poco se fue gustando y que casi todo lo que tocaba lo convertía en triples o penetraciones para ampliar la renta y un Burgos que, sin casi capacidad de reacción, se fue deshaciendo con cada golpe que encajaba.
Así, desde el inicio del tercer cuarto, el Baloncesto Fuenlabrada se hizo dueño y señor de un partido que se convirtió en una fiesta fuenlabreña ante los seguidores locales que no sabían que hacer para levantar a su equipo. Con Leo Meindl desatado desde el 6´75 (5 de 8 en triples); Dusan Ristic destrozando una y otra vez la defensa azul y sin oposición; con Jovan Novak manejando a su antojo todo lo que sucedía en la pista y haciendo jugar a sus compañeros (12 asistencias); con Alexander, Peters, Cheatham, Samar o Álex López fajándose en defensa como nunca y con un ESTRATOSFÉRICO Christian Eyenga, que realizó el mejor partido en todos los sentidos de la temporada, capitaneando al equipo y a la grada, el Urbas Fuenlabrada lograba ponerse incluso con 20 puntos de diferencia en el partido más importante de todo el curso, lo que llevó la fiesta a la parte de la grada en la que se cantaba un claro y conciso «si, j…r, que somos ACB» para rematar con el 66-83 final y la permanencia asegurada, lo que a su vez condenaba al Hereda San Pablo Burgos al descenso a la Liga LEB tras cinco años en la élite.
Todo lo demás ya es historia. Hay imágenes que se han quedado para la historia del Baloncesto Fuenlabrada, como las lágrimas de Eyenga tras terminar, las declaraciones de Raventós pidiendo un desfibrilador por la tensión del choque, Leo Meindl y Ziga Samar subiendo a la grada para celebrarlo con los seguidores fuenlabreños o la foto final de toda la plantilla con esos seguidores, justo detrás, celebrando juntos una nueva permanencia en la Liga Endesa.
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